John Robb

Ilustración: Rodrigo Rodman

Entrevista: Carlos Aliaga. Traducción y transcripción: Eris Alexandria.

Para quienes estén interesados en descubrir la historia del underground y la contracultura más allá de la versión oficial, el periodista, músico y escritor británico John Robb ofrece un aporte considerable en libros como “Punk Rock: An Oral History” (2006), “Death To Trad Rock – The Post-Punk Fanzine Scene 1982 – 1987” (2009) y “The North Will Rise Again – Manchester Music City from 1976 to 1996” (2009).

En sus reseñas, entrevistas y columnas publicadas en revistas como ZigZag, Sounds y Melody Maker demostró un talento para identificar artistas independientes con potencial para conquistar el éxito masivo, como Nirvana (a quienes entrevistó en 1989), Stone Roses y Sleaford Mods. Como bajista y vocalista de The Membranes y Goldblade ha ofrecido mutaciones del punk y el post punk que se han alejado de los clichés de ambos estilos.

En la actualidad su carrera no corre el riesgo de estancarse: desde el 2011 es editor del sitio web y revista “Louder Than War”, el 2012 reformó The Membranes y editó dos álbumes post reunión y este año lanzó “The North Will Rise Again”, un festival emitido en vivo por streaming desde Liverpool y Manchester.

John accedió a conversar por Zoom en septiembre del año pasado y, como mencioné en el show de Lejos De La Multitud emitido la Noche de Halloween del 2020, la idea inicial era subir una versión subtitulada de esa entrevista a mi canal de Youtube, algo que no fue posible por razones de logística. También decidí aplazar la publicación para que coincidiera con el lanzamiento de este sitio web, donde intentaré ampliar los contenidos que he mencionado en el show. Esta demora hizo que algunos de los eventos mencionados en la charla hayan quedado desfasados (las conjeturas que hizo John sobre una posible derrota de Trump se hicieron realidad), pero cómo los temas que discutimos siguen siendo relevantes decidí dejar esas menciones.

Carlos Aliaga : Vamos a comenzar hablando sobre el nuevo single de The Membranes, “Breath In, Breath Out”, que escuché en Bandcamp. Esta es una nueva versión de una canción incluida en su último LP, “What Nature Gives, Nature Takes Away” (2019), un título que resultó muy profético respecto a lo que está pasando en el mundo.

John Robb: El disco anterior (“Dark Matter / Dark Energy”, 2015) hablaba sobre el universo, así que ahora trajimos la temática literalmente de vuelta a la Tierra para hacer un álbum sobre la naturaleza y su poder. Otro de los temas clave de este álbum es la idea de que los seres humanos parecieran estar por encima de la naturaleza y que ella es algo separado, como lo que pasa en el bosque o en una bandada de pájaros, pero somos parte de la naturaleza y creo que lo que ocurrió desafortunadamente es que esto quedó demostrado de manera muy evidente cuando unidades de ácido ribonucleico (ARN), que solo son media forma de vida y que es de lo que está compuesto un virus, dejaron a la humanidad de rodillas.

Aparte del hecho de ser una situación terrible, también es fascinante el equilibro de todas las cosas, la manera cómo estamos interconectados. Si tú ves un pájaro en el jardín, está conectado a ti, no es algo separado, o un gusano entrando a la tierra. Las abejas ahora están en dificultades y si se extinguen toda la vida en la Tierra morirá dentro de un año. Así de interconectados estamos, por lo que no hay un animal o especie que no tenga un significado, no somos superiores. Hay una excelente cita que leí en un libro que dice: “este es el planeta de las bacterias y ellas sólo nos dejan vivir en él”.

C.A.: Tengo el primer CD que The Membranes editó después de reunirse. ¿Cómo se produjo esa reunión? ¿Fue algo planificado o fortuito tras su presentación en el show del festival All Tomorrows Parties?

J.R.: My Bloody Valentine organizaron el show en All Tomorrow Parties y cuando comenzaron su carrera fui la primera persona que los entrevistó y ellos solían telonear a The Membranes cuando fuimos por primera vez a su ciudad en 1986, 1987. Ellos también tocaron un par de shows clásicos en Manchester junto a nosotros donde unas 45 personas se quedaron en nuestra casa, ellos también se alojaron. Fue una fiesta de dos días, muy loca, así que somos buenos amigos. Luego, uno de sus guitarristas participó en mi primer disco y tocó violín en algunos temas, así que tenemos una gran conexión y nos pidieron que participáramos en All Tomorrow Parties.

No teníamos idea si alguien recordaría quiénes éramos y el lugar estaba lleno, a la gente realmente le gustó, así que hicimos unos shows más junto a ellos. No queríamos ser una banda que tocara la misma música que la primera vez porque nunca tuvimos un éxito, así que no podíamos darnos el lujo de volver a tocar los hits.

C.A.: Me parece que dijiste en una entrevista que con esta formación de The Membranes ahora puedes tocar canciones de la forma en que siempre quisiste, ya que en el pasado era imposible alcanzar ese nivel. Creo que lo consiguieron, escuché su último álbum y me parece una progresión. El anterior (“Dark Matter / Dark Energy”) también tenía un concepto genial y esta combinación de dub, post punk y noise se siente fresca, eso es lo que uno desea ver cuando una banda se reforma.

J.R.: Para mí no existen reglas en una banda. Si los Pixies quieren pasar 10 años solo tocando canciones antiguas que le gustan a la gente, es justo y puede funcionar bien, pero para nosotros es diferente porque trabajamos con algo creativo. Estábamos escribiendo cosas todo el tiempo, habían muchas ideas y nunca paramos de intentar cosas nuevas, incluso ahora hay varias ideas. Puedo oír el próximo disco en mi cabeza pero no sé cómo voy a grabarlo en medio de una pandemia, incluso ensayar es difícil.

Siempre pensé que la idea de The Membranes no era algo estático, sino algo que siempre debía ir avanzando. Tiene un sonido, pero no un sonido fijo.  Así que a pesar de que surgimos en la era del post punk, comenzamos a grabar en 1979, 1980, aplicamos esa estética y esa clase de idea para hacer nuestra música ahora.

“Breath In, Breath Out” tiene un coro de 20 personas, piano y batería. De una manera extraña, aunque suena completamente diferente a cómo The Membranes sonaban 27 años atrás, está hecho de la misma forma, así que en vez de usar una guitarra desafinada y muy fuerte, ese espacio en la pieza musical ahora es ocupado por un coro. Me di cuenta de que la música que solía hacer años atrás era ambiciosa y con un sonido épico, y ahora podía ser música épica usando otros instrumentos. Es el mismo espíritu y la misma contribución emocional y el concepto de no estar limitado, sólo que interpretado de una forma diferente.

Una cosa que aprendimos con los años es poner algo de espacio entre las canciones y no llenarlo todo, hacerlo dinámico, algo que cuando eres joven no lo haces porque estás apurado y llenas todo y después envejeces y dices “solo espera 30 segundos”.

C.A.: Ahora me queda más claro el concepto. A veces cuando las personas hablan de punk y post punk asumen que el D.I.Y. implica que no debes tener un concepto o ideas atrás. Siempre he estado en contra de esa noción, creo que debes pensar, ensayar, preparar algo. Por ejemplo, la edición de lujo del LP “What Nature Gives, Nature Takes Away” incluye el “pop up” de un murciélago que al abrirlo se despliega y me parece algo hermoso. Al contrario, hay otras bandas que no hacen el esfuerzo de ofrecer un arte de tapa memorable como el que puedes encontrar en los discos de Jello Biafra u ofrecer imágenes icónicas como la que tienes en la portada del “London Calling” de The Clash, que te permiten oír la música en tu cabeza sin estar escuchando el disco. Creo que en ese sentido el concepto de The Membranes ha sido refinado.

J.R.: Creo que ser punk siempre fue arte, muchas de las bandas punk de la escena original salieron de escuelas de arte, no fue algo producido de manera improvisada, tenían discos que fueron pensados, los Pistols o The Clash y todas esas bandas estaban haciendo arte. Era una forma de arte alcanzable, cualquiera podía intentarlo, pero sólo unos pocos podían hacerlo realmente  bien.

Sé que con el paso de los años el término “punk” se ha convertido en la definición de un estilo musical pero inicialmente no era así, era una idea y todavía pienso que eso es cierto. Cuando la gente me pregunta qué tipo de banda somos, siempre digo que somos una banda punk y el problema es que la gente piensa que hablo de un estilo musical, y me gusta la música rápida con alguien gritando, pero eso no es el punk, es solo una interpretación del punk, así que yo diría que el single más reciente de The Membranes es un tema punk porque fue hecho en el espíritu del punk.

No puedo cantar en un coro, canto en una banda, no puedo cantar como un profesional porque vengo de un tiempo en el que cantar era comunicar, subías al escenario y comunicabas como te sentías. No soy cantante de ópera, pero el espíritu del punk es pararse frente a un coro y le gritas la melodía y ellos empiezan a cantarla y luego lo escriben en notación musical, yo no puedo escribir así, pero no importa porque puedo comunicarles la idea y para mí, ese es el espíritu del punk. El punk es, puedes tocar la guitarra si quieres, puedes tocar el piano o un silbato, o puedes conseguir un coro que cante la pieza musical, es todo en el espíritu de lo que es el punk, y el punk para mí fue empoderador por que me hizo sentir que podía hacer cualquier cosa y me dio la confianza para ser creativo. Ese es un mensaje revolucionario. Probablemente es diferente de la revolución que podría ocurrir en Chile, me refiero al arte y la creatividad revolucionaria.

C.A.: En este momento aquí hay mucho desempleo, recesión y rabia. El 2019 se produjo un estallido social antes de la pandemia, así que ahora se siente como una olla a presión y parecemos encaminados a una mayor agitación política. Vivo muy cerca de la plaza principal donde se reunía la gente a manifestarse y el año pasado era muy deprimente porque cada día, a dos o tres cuadras de aquí alguien era asesinado o mutilado.

Para aprovechar el tiempo mientras busco empleo en este momento estoy haciendo un show de radio online para mostrar a la gente que existe un underground más allá de los discos que siempre escuchan. Está bien escuchar a The Clash, pero muchas personas aquí desconocen la existencia de bandas como The Membranes, Therapy? o Manic Street Preachers, así que me concentro en ese tipo de underground y esa es la razón por la que he mostrado tu música y he hablado de tus libros.

Recuerdo que hace unos años vi tus Ted Talks y me parecieron muy inspiradoras. El mensaje que expresabas resonó en mí porque, respecto a la revolución que podría darse acá, temo que frente a todas las cosas malas que describí la gente reaccione motivada exclusivamente por la rabia, como ha ocurrido con la quema de varios edificios en torno al cual yo vivo. Estoy intentando hacer un paralelo porque en el punk a veces tienes esa dualidad, lo creativo donde puedes hacer arte y expresarte, y por otro lado el deseo de destruir el sistema pero sin ofrecer algo en su lugar.

J.R.: Sé a lo que te refieres. Si hablamos en términos del punk original, los Sex Pistols eran nihilistas y destructivos, pero eso se necesitaba porque el rock and roll en ese momento necesitaba alguien que viniera y lo destruyera porque se estaba convirtiendo en algo aburrido, mientras que The Clash eran muy positivos y proactivos e iban reconstruyéndolo de nuevo. Esas tendencias que mencionas vienen desde los inicios del punk.

Puedo entender por qué la gente está enojada de manera global, ya que el mundo está dirigido por un 60 o 70 por ciento de gobiernos encabezados por tipos mentirosos, incompetentes y avaros. Rara vez vemos una revolución donde la gente sale a las calles y gana porque eso tiende a dar a los egoístas, sicóticos y mentirosos en el poder la excusa para sacar sus tanques a la calle, disparar y mentir a los medios.

La solución real es difícil porque una persona racional piensa que podrá razonar y encontrar una solución a los problemas, pero la gente con la que estás lidiando y que dirige el mundo no razona contigo, ellos están en control y nosotros estamos en la ruina, y eso es muy difícil. Así que puedo entender perfectamente por qué alguien puede estar tan furioso que quiera poner barricadas o lanzar molotovs a la policía.

Desearía que hubiera una solución, pienso en esto todo el tiempo. Creo que el optimismo es un arma, si creemos que podemos ganar esto probablemente ganemos algún día. También tengo mucha fe en las nuevas generaciones, en Europa y en ciertos lugares de Estados Unidos, la generación de Greta Thunberg, ellos quieren cambiar el mundo, creen que pueden cambiarlo y estamos en un punto de la historia donde esto ya no es un lujo. La revolución no es algo de lo que la gente rica habla “no sería lindo tener una revolución”, cuando estamos en un punto en el que las cosas deben cambiar o el mundo se caerá a pedazos. Así que la pandemia en cierta forma ha sostenido un espejo a cada gobierno y cada persona en el planeta. Si miras un país como Nueva Zelanda, dirigido por una mujer primer ministro, Jacinda Ardern, ella lidió con el virus con mucha disciplina y empatía por la gente al mismo tiempo.

Esto fue completamente lo opuesto a Donald Trump, que respondió al virus con una postura de “¿por qué este virus me está molestando a mí?”, como reaccionaría un psicópata egoísta y autocomplaciente y lo reveló como lo que todos sabíamos que era: un hombre realmente estúpido, muy egoísta, sicótico, narcisista y peligroso. Las elecciones en noviembre serán peligrosas, él perderá pero tratará de mantenerse en el poder.

Quizás esto es lo que necesitamos, quizás este sea un punto en el que la nueva generación encontrará la forma para navegar alrededor de estos idiotas y psicópatas. No quiero que el Siglo XXI sea el siglo de los dictadores, algo en lo que se ha convertido en los últimos cinco años. En el Reino Unido tenemos nuestra versión barata de Donald Trump, Boris Johnson, es casi peor que Trump, una versión débil de Donald Trump, así como él es una versión débil de Putin, quieren ser dictadores pero no son lo suficientemente sicóticos.

C.A.: Me recuerda a una canción de Pulp llamada “Bad Cover Version” y estaba pensando que cada uno de ellos es la versión más deficiente del otro. Todos son mentirosos, incompetentes y niegan la realidad.

J.R: Hay una teoría que afirma que esta es la última línea de defensa del hombre de edad mediana con sobrepeso. Desde la Segunda Guerra Mundial el hombre dirige el mundo y el hombre esto y el hombre aquello, y por supuesto lo arruinamos todo, y finalmente todos empezaron a darse cuenta. La pandemia mostró que los lideres lo hicieron peor que las lideres, varios países tienen líderes mujeres y sé que hay otros factores que influyen, pero las líderes están haciendo un mejor trabajo.

Un gran ejemplo es Angela Merkel en Alemania, ella es una política conservadora así que no está de mi lado de la ecuación pero en esto no tomo partido por una u otra postura, y ella ha hecho un gran trabajo porque ella ha ofrecido la empatía de una mujer y también una postura científica, entiende la ciencia. Donald Trump ve a los científicos como personas irritantes que discrepan de él. Ella ve la ciencia como algo que busca una solución para un problema. Un buen político no declara ser experto en todo, un buen político delega. Donald Trump cree que es experto en todo en el mundo. Ni siquiera es un buen empresario, perdió millones. Es un niño rico malcriado que perdió millones del dinero de su familia y terminó por error como presidente de Estados Unidos. En un país de 300 millones de personas, seguro pueden encontrar alguien mejor que él para liderar su país (risas). ¿Dónde está Ian MacKaye cuando lo necesitas?

C.A.: O incluso Jello Biafra. Hablando de eso, ví un video en Youtube donde él sale cantando un tema con The Membranes pero dura muy poco, así que no he podido reconocer qué canción es ¿Lo recuerdas?

J.R.: Es un tema del disco “Dark Matter / Dark Energy”, se llama “21st Century Man”.

C.A.: ¿Este año has tenido muchas pérdidas en términos económicos, ya que no has podido tocar en vivo o llevar a cabo el festival que organizabas en Manchester?

J.R.: Es una situación curiosa. Todo lo que estaba haciendo respecto al dinero paró, lo que ha sido difícil económicamente, pero he tenido más tiempo, así que he trabajado en otros proyectos y hay conversaciones sobre un proyecto cinematográfico importante, y quizás un festival el próximo año que no sería un evento basado en la música. Sería un festival relacionado con el Siglo XXI. Si resulta de la manera cómo quiero hacerlo será un festival que cambiará la forma cómo la gente piensa. Es muy ambicioso y debo reclutar patrocinadores. Están estas ideas y también escribí dos libros, escribí uno sobre la historia de la cultura gótica, ya volveré a ese tema.

También escribí otro junto a un tipo llamado Dale Vince que encabeza la mayor compañía de energía eólica y verde en Inglaterra, y que solía ser parte del movimiento de viajeros, que vivió en un bus por 15 años, y ahora maneja un club de fútbol de la tercera división, es el único equipo de fútbol vegano en el mundo. Él está poniendo en práctica toda esta manera de pensar hacia el futuro, todas esas ideas que solía tener cuando era más joven, cosas que uno solo leía en fanzines. Cuando uno leía sobre veganismo o vegetarianismo siempre era en fanzines punk, nunca lo veías en otro lugar en los 70s. Y ahora todas esas ideas son mainstream y me parece algo muy interesante.

Lo que él está haciendo es una suerte de populismo verde. Todos esos populistas de derecha en Europa, la forma cómo le hablan a la gente normal, a las personas que están afuera de la burbuja de los medios, es interesante, pero el problema es que el mensaje es terrible y negativo. Así que si puedes llegar a la gente a la que ellos están hablando pero con un mensaje positivo que mejore al mundo sin volver aburrida nuestras vida, eso es el populismo verde. Escribimos un libro al respecto que será editado en noviembre (de 2020) y esas ideas me hicieron sentir más optimista sobre el futuro, hay otra forma de hacer las cosas.

No quiere decir que todas las personas que votaron por Donald Trump son estúpidas, que se jodan. Es básicamente decir: las personas que votaron por Donald Trump nunca escucharon otro argumento. Presentas un argumento a favor de un futuro verde, pero no les dices que deben dejar las cosas que disfrutan; todavía puedes comer una hamburguesa, solo que no estará hecha de vaca y tendrá mejor sabor. No matarán a la vaca o la electrocutarán o le dispararán a la cabeza, eso no pasará, pero igual tendrás tu hamburguesa, todavía tendrás tu auto deportivo pero no estarás contaminando el medioambiente por que se cargará con energía eólica, eso es populismo verde.

La gente piensa que todo lo verde viene de personas de clase media diciéndoles a otros lo que no pueden hacer. La cosa es decirles lo que si pueden hacer de una forma que no deje al mundo siendo un lugar peor. Esa es una manera positiva para intentar dejar atrás este extraño callejón sin salida en el que estamos en este momento.

C.A.: Cuando Obama ganó, la gente dijo, okay, la cordura va a predominar. No será una revolución, no actuará como Penny Rimbaud, pero las cosas serán hechas de manera más humana, como la escuela de pensamiento de Billy Bragg, una forma de operar dentro del sistema. Sería genial poder ofrecerle a la gente la oportunidad de hacer un cambio de manera simple, de una forma que no sea destructiva.

J.R.: La violencia les da una excusa para pegarte más fuerte. Lo que dice este tipo en el libro, Greta Thunberg hace preguntas y él ofrece respuestas. Ella dice que los vuelos son malos para el medioambiente, y la gente le responde: “por qué no inventas un avión que no contamine el medioambiente?” Ella tiene 18, no sabe cómo inventar un avión. Pero lo que Dale Vince puede hacer, y está trabajando ahora en ello, es un avión que se recarga con energía eólica. Y cree que estará listo en cinco años.

C.A.: Te iba preguntar sobre el libro que estás escribiendo sobre la historia del movimiento gótico, ¿se llama The Art of Darkness, correcto? Según Amazon será publicado en abril del 2022. ¿Esa fecha es la que siempre existió o tuviste que moverla por la pandemia?

J.R.: El libro está terminado pero la editorial tuvo que cerrar temporalmente por la pandemia. El libro fue entregado y está siendo editado, así que creo que será publicado la próxima primavera boreal, pero no hay una fecha fija todavía.

Es un libro sobre la historia de la música gótica y la cultura gótica. Empieza con la caída de Roma antigua, cuando los visigodos la saquearon en el año 411 y sigue con la arquitectura y pintura medieval, los poetas románticos y después el post punk y luego los góticos, y termina con los influencers de Instagram. Tiene muchas cosas, es un libro grande.

C.A.: Por lo que leí son unas 600 páginas, es un trabajo de amor. Será como lo gótico real, el pasado y ahora.

J.R.: Es un tema muy amplio por que tienes que explicar qué es. Puedes escribir sobre las bandas y la música pero la cultura dentro de la cual operan y las ideas más oscuras forman parte de una cultura que va atrás siglos, eso es lo que lo hace tan interesante. Me gusta la idea de relacionar una canción de Bauhaus con una catedral gótica del siglo XV. Son cosas que se relacionan, hay una línea, una narrativa, un viaje que lo hace encajar.

C.A.: Quería preguntarte sobre tu libro “Punk: An Oral History”. Lo que me encantó de él es que presenta una narrativa del punk distinta de la que había sido ofrecida previamente. En los documentales siempre hablan de la sagrada trinidad: Ramones, Sex Pistols y The Clash y omiten el D.I.Y. o el anarcopunk, mientras que tú vas y hablas con los integrantes de Crass. Esta fue la primera vez que me topé en el mismo capítulo con Penny Rimbaud y Mick Jones, y luego con David Gedge de The Wedding Present.

J.R.: Inicialmente en el punk eran pocas personas y en muy poco tiempo se transformó en muchas personas. Quería mostrar que la fortaleza del punk fue su diversidad y también mostrar como todos tenían ideas muy diferentes y contradictorias sobre lo que es el punk, y que no hay una sola verdad.

En lo que pasa cuando alguien quiere definir exactamente lo que es el punk, en ese momento queda fuera de la discusión, porque no puedes definirlo. La interpretación de Penny del punk a través de Crass es completamente diferente de la definición de Mick Jones con The Clash. Lo que lo hace aún más fascinante es que al final tienen un terreno común, les guste o no. No suenan igual, pero ambos operan en un mismo espacio, pero de maneras completamente diferentes y encuentro eso muy fascinante.

También hay muchos mitos sobre el punk, porque tenemos la narrativa de los medios de lo que era el punk, ya sabes: no tenías permitido escuchar rock progresivo, o no tenías permitido usar el pelo largo, no se suponía que fueras esto o lo otro. Por supuesto, al entrevistar a todos te das cuentas que es completamente falso porque a todos les gustaban discos que se suponía que no les debían gustar (risas). Mucho del punk era progresivo, algunas cosas eran simples y otras no lo eran. Lo fascinante de Crass es que algunos de sus temas son muy simples pero otros son muy complejos. La batería es compleja, viene del jazz y de las bandas de marcha.

C.A.: Exacto, y cuando uno escucha las últimas grabaciones de Crass y lee a Penny Rimbaud hablando sobre free jazz y avant garde, entonces entiendes que si bien es ruido, es un ruido que tiene sentido, “vamos a hacer bulla para despertar, para sacudir a las personas”.

Por otra parte, cuando uno escuchaba bandas como The Cramps, que hacían su propia versión del rockabilly y lo que se tocaba en la década de 1950, usualmente no conocías los temas originales y pensabas que estas eran las versiones originales. Luego te enterabas de que era un tema antiguo y pensabas: esta canción realmente les pertenece porque la tomaron y la hicieron suya.

J.R.: Lo que es fascinante de The Cramps es que realmente son una banda sicodélica, Probablemente son una de las últimas bandas sicodélicas de fines de los 60s, comienzos de los 70s, pero en vez de hacer sicodelia cliché, tomaron como referencia los viejos discos de rockabilly, porque esos álbumes son más dementes que cualquier cosa que podías encontrar viajando en ácido en 1971. Hice un capítulo sobre ellos en el libro gótico, porque aunque no son estrictamente una banda gótica, son muy importantes en esa escena.

Lo interesante es que se conocieron en una universidad hippie en California en los 70s, y cuando te das cuenta de eso, te das cuenta de que eran la destilación más pura de la música sicodélica, así que incluso cuando hacían el riff más simple rockabilly es en realidad muy “trippy” porque ellos agregaban otra dimensión a esa música. Por eso todas las bandas psychobilly no son como The Cramps porque no entienden su rareza, su vuelta de tuerca. The Cramps están más cerca de The Stooges o The Doors que las bandas rockabilly.

C.A.: Hay algo que acabas de decir que me hace pensar en bandas como The Ramones y The Misfits. Hay miles de bandas que las copian pero nunca alcanzan la magia, y esa magia quizás se encuentra en las raíces del rock and roll, como Elvis Presley o The Beach Boys. Si escuchas exclusivamente punk para inspirarte, no creo que sea una buena idea porque solo vas a crear algo que resulta como una fotocopia de una fotocopia, cada vez más genérico y menos original.

J.R.: ¿Alguna vez viste la colección de discos de Joey Ramone cuando fue subastada? Es muy bizarro porque no es lo que habrías esperado que escuchara. Cualquiera puede tocar como The Ramones pero nadie puede cantar como Joey, porque era un cantante brillante, y también era un personaje único porque no era realmente un líder, lo que lo hacía incluso un mejor líder, tenía una presencia incómoda, sin la actitud exageradamente masculina que muchas bandas punk tienen, y eso lo hacía más enigmático e interesante. The Ramones estaban firmemente asentados en la cultura rock and roll estadounidense. La cosa con The Ramones es que no son realmente una banda punk, son el último vestigio de bandas de los 50s y 60s que tocaban en un estilo paralelo, y fueron muy influyentes cuando vinieron a Inglaterra en 1976 ya que los integrantes de muchas bandas fueron a verlos. Pero realmente eran una banda diferente a las bandas británicas, inspiradas en el bubblegum pop y The Beach Boys, las influencias que tenían The Ramones no eran las mismas que tenía el punk británico. Hoy en día todo parece la misma cosa, pero recuerdo cuando inicialmente The Ramones aparecieron se sentían como una banda muy diferente.

C.A.: ¿Tuviste la oportunidad de verlos en sus comienzos?  

J.R.: Sí, los vi tocar en 1977, 1978 y 1979.

C.A.: Tienes un libro llamado “The Nineties: What the F**k Was That All About”? que por lo que entiendo está descontinuado. Me encantaría leer algo sobre esa década porque supongo que los 90s fueron para mí lo que como los 70s para ti.

J.R.: La gente empezó a decir que la única música buena se produjo en los 60s o los 70s, y que los 90s fueron un terrible decaída. Pensé, “estoy seguro de que hubo muchas cosas buenas en los 90s”, así que revisé y por supuesto que las había. Pero ese argumento se ha vuelto cada vez más potente y ahora llega el punto en el que la gente de mi edad que creció con el punk se queja de las bandas modernas porque no pueden entender sus letras. Y te das cuenta de que todos se convierten en sus padres, todos llegan a un punto en sus vidas donde la cultura pop avanzó dejándolos atrás. Pero no lo admiten, dicen “la razón por la que no me gusta la música moderna es porque la música moderna es basura” y en realidad es porque ya no la escuchas, avanzó sin ti.

Cualquiera que es mayor y no disfruta la música actual, lo honesto que debería decir es “no lo entiendo porque soy mayor”, eso sería lo justo. Pero cuando empiezas a afirmar como un hecho: “la música de los 70s es la mejor música porque yo estuve ahí en ese tiempo comprándola” (risas). El punk fue importante en mi vida pero no es la única música que se inventó, no paso todo el día escuchando discos de los 70s.

C.A.: Espero que ese libro sea reimpreso por que en esa década aprendí sobre punk al mismo tiempo que estaba ocurriendo el fenómeno de la música alternativa. En Chile en 1989 terminó la dictadura de Pinochet, lo que permitió que mucha cultura underground comenzara a ingresar. Eso permitió que comenzaran a llegar cassettes importados y pude comprar CDs originales de Ramones y The Clash, después de tenerlos por mucho tiempo en cintas mal grabadas. Para mí los 90s fueron el momento en el que descubrí tanto a Henry Rollins como a Black Flag. Descubrías a Sugar y al mismo tiempo te enterabas de que existió Hüsker Dü.

J.R.: Internet ahora hace eso, porque ahí lo tienes todo al mismo tiempo, en cambio cuando yo estaba creciendo, comprabas los discos y sabías al comprar un LP de The Beatles que era un álbum antiguo, mientras que ahora si estás en Spotify, escuchas Idles y The Beatles al mismo tiempo mientras estás revisando, sin tener idea que pertenecen a distintas eras. No es algo malo, es interesante. ¿Acaso necesitas un título en historia para escuchar música? Cuando escuchas música sin contexto eso también puede ser interesante.

C.A.: Disfruto descubrir bandas que no conozco y así es como llegué a las revistas Louder Than War y Vive Le Rock. Algo que me encantó al revisar el sitio web de Louder Than War es que, a diferencia de NME, The Quietus o Pitchfork, ustedes hablan sobre bandas realmente underground que considero importantes. Ustedes les ofrecieron cobertura a grupos como Active Minds, Oi Polloi, The Subhumans, The Flaming Stars, junto a Therapy? y Manic Street Preachers. Eso me hizo interesarme en ti y en estas plataformas. Actualmente me preocupa nuestro futuro mutuo porque la gente piensa que el periodismo musical es algo que debería ser gratuito y que no deberían pagar por los discos, mucho menos por las reseñas. ¿Logras ganarte la vida a través del periodismo o con la venta de tus discos?

J.R.: Tienes que hacer labores múltiples y un montón de cosas diferentes. Ya no se puede vivir de esto. Hay gente a la que sí le pagan por hacerlo, probablemente hay muchas personas a las que les pagan por hacerlo, pero trabajan para publicaciones importantes, así que no pueden escribir sobre lo que quieren. La mayoría de los que escriben sobre música en la actualidad lo hacen por hobby o pasión. Es por eso que la mayoría de las reseñas hoy en día son buenas porque la gente suele escribir gratis y tiende a concentrarse en música que realmente quiere escuchar y defiende causas. Por ejemplo: Fontaines: mejor banda, los amo, me encantan, realmente quiero escribir sobre ellos. Vienen con algo que realmente quieren escribir, mientras cuando yo comencé a escribir para publicaciones de música le pasaban los discos a gente que no les gustaba y obtenían malas reseñas.

Yo prefiero lo positivo, creo que mi rol en el sitio web es animar a las bandas que me gustan, canalizarlas y tratar de darles la mayor atención posible. Así que cuando encontramos una banda que nos gusta nos volvemos locos, hasta que todos los aceptan. Fontaines fue así, fui uno de los primeros en escribir sobre ellos, nadie estaba interesado en ellos ni en Sleaford Mods, a nadie le importaban al principio.

C.A. Iba a mencionar  a Sleaford Mods, porque leí por primera vez sobre ellos en tu sitio web y cuando vi un video de ellos pensé “esto es como Crass y The Fall” o algo así, esa fue la primera idea que tuve. Eso crea el efecto de que si tú o la página dicen que una banda es interesante voy a estar más inclinado a escucharla que si leo sobre ellos en otro medio. Creo que hay que decir la verdad, incluso si es algo como “este no es un buen disco”, tienes que ser honesto.

J.R.: Para mí es más importante lo que nos gusta que lo que no nos agrada. Si U2 hiciera otro álbum, probablemente no me va a gustar. Pero no importa, a quién le importa lo que pienso del álbum de U2. Prefiero hablarte sobre una nueva banda de mi ciudad natal Blackpool, llamados Those Fucking Snowflakes, que son brillantes y los vas a amar. Si yo digo de un álbum de U2 que es aburrido, tú vas a decir: sabía que iba a decir eso (risas). No tiene sentido, no es interesante. Prefiero encontrar algo que me cautive e intrigue que pasar dos horas en algo que no me interesa para nada.

C.A.: ¿Siempre tuviste esa pasión por revelar las buenas noticias, decir: “esta banda es excelente, deben escucharla”?

J.R.: No creo que sea algo tan inusual. Cualquiera que ama la música quiere hablarle a otras personas sobre las cosas que le gustan. Si no fuese un escritor, estaría diciéndole a la gente “tienes que escuchar esta banda, es genial”. Tengo suerte de tener una plataforma mediática con una voz para poder hablarle a la gente sobre estas cosas. En la época punk era así, gente intercambiando singles de 7 pulgadas o gente hablando sobre lo que escucharon en el show de John Peel. El boca en boca es la forma más poderosa de comunicación respecto a la música.

C.A.: A veces se siente como arrojar semillas y ver si algo crece. Es una necesidad que viene desde adentro, algo que debes hacer.

J.R.: Tienes que comunicar tu amor por la cultura, por eso no paso todo el día escuchando música que no me gusta, eso no me interesa.

C.A.: ¿Cuándo escribías para Sounds y otras revistas, te pasaban música que no te gustaba o les decías “denme todas las buenas”?

J.R.: Iba a la revista y les decía “aquí hay cinco cosas sobre las que quiero escribir esta semana” y me dejaban libre. No era tratado como un freelancer normal, me dejaban tranquilo. A todas las personas les decían qué escribir y cómo escribir y a mí nadie me decía nada, yo simplemente lo hacía. De esta forma pude cubrir primero a Nirvana, porque nadie estaba interesado en ellos, Stone Roses, la escena de Manchester, los inicios de la música house, la música electrónica, KLF, estaba cubriendo todas esas cosas.

C.A: ¿Tienes consejos o sugerencias para evitar un periodismo musical malo o aburrido?

J.R.: (Risas) Bueno, un consejo práctico es nunca escribir el primer párrafo primero, empiezas y haces el primer párrafo al final. El otro es: siempre confía en tus instintos, tú sabes cuándo algo es bueno, y si alguien te dice que no es bueno, no tienen idea. Si lo sientes, lo sabes. Y no tengas filtro y no tengas miedo, sólo escribe exactamente lo que sientes.

Pienso que la escritura sobre música o el periodismo musical es un periodismo muy diferente. Si haces periodismo de economía o política, escribes sobre hechos. La música es muy diferente, escribes sobre su impacto emocional ¿cómo se siente? Y cuando voy al concierto me gusta escribir sobre toda la experiencia ¿Quién estaba ahí? ¿Qué estaban haciendo? ¿Cómo se veían? En Inglaterra es diferente al resto del mundo, lo que usas es tan importante como lo que estás escuchando, así que el estilo, la manera cómo te mueves, la manera cómo caminas, la manera cómo hablas, está todo unido en la experiencia del show, es un microcosmos de toda la sociedad que puedes encontrar viendo un concierto.

Así que tienes que ofrecer la imagen grande y la pequeña, describir toda la experiencia pero también como se sintió. A veces escuchas una pieza musical y todo lo que se te ocurre decir es “wow” (risas). Eso puede ser todo lo que necesitas decir sobre una pieza musical.